El Coach, mediante la facilitación de un aprendizaje ontológico, invita a la persona asistida a transitar y experimentar procesos de darse cuenta y hacerse cargo dada sus elecciones y decisiones, siempre, con la aceptación de las realidades en las que vive y socializa y con los ojos en la posibilidad que inspira el compromiso con una manera de ser y hacer que le permita superar y trascender los límites o condiciones personales que le impiden llegar a los resultados buscados.

Con tal fin ha desarrollado competencias que le posibilitan en el ejercicio de su profesión crear contextos conversacionales desde una escucha comprometida y un hablar responsable y que le permitan hacerse cargo de acompañar a la persona que solicita los servicios de un Coach, a partir de sus compromisos y objetivos.

En esta amplitud de consciencia que la persona logra por la asistencia del Coach comienza un despliegue ontológico, esto es, del sentido existencial, en especial del crecimiento de la confianza personal, como así también la mejora de la calidad de relacionamiento en los distintos ámbitos del hacer propio y con otros.